¿Qué es un soplo inocente?
Los soplos cardíacos suponen un importante elemento diagnóstico para detectar la presencia de un defecto del corazón, su gravedad y vigilar su curso clínico. En el neonato es un signo menos útil debido a los cambios hemodinámicos que se producen en el proceso de maduración, del periodo fetal al neonatal. Los soplos llamados inocentes o no patológicos, se encuentran en un gran porcentaje de niños a lo largo de la edad pediátrica, es fácil su detección con el estetoscopio por la escasa distancia de este al corazón y la circulación más dinámica en estas edades. Por su frecuencia constituyen el primer motivo de derivación a la consulta de Cardiología Pediátrica.
Los soplos son ondas sonoras de entre 20 y 2000 Hz, resultado de turbulencias en la corriente sanguínea que circula a gran velocidad, originando vibraciones de intensidad suficiente para ser trasmitidas a la pared torácica y ser audibles con el estetoscopio como soplos, o palpables como thrill.
Varios son los factores que intervienen en la producción de los soplos cardíacos:
-El aumento del volumen de la corriente sanguínea a través de válvulas normales o anormales.
-El paso de la corriente sanguínea a través de una válvula estenosada, irregular o cavidad dilatada.
-La regurgitación a través de una válvula insuficiente o defecto congénito.
-Por la vibración de una estructura libre, como una cuerda tendinosa.
Los soplos, como cualquier vibración sonora, tienen cuatro características acústicas:Intensidad, tono o frecuencia, timbre y longitud o duración.
La intensidad de los soplos depende de la amplitud de las vibraciones y se encuentra en relación con el volumen de la corriente sanguínea y el gradiente de presión. Usualmente se describen seis grados: grado I: suaves, se oyen con dificultad; grado II: suaves, se escuchan fácilmente; grado III: Intensos; grado IV: intensos con thrill; grado V: intensos, el thrill se percibe con el borde del estetoscopio aplicado al tórax y grado VI: muy intensos, audibles sin aplicar el estetoscopio. El grado de intensidad del soplo no está necesariamente correlacionado con la severidad del disturbio hemodinámico que lo origina.
La frecuencia se define por el número de vibraciones o ciclos por segundo y se dividen en soplos de alta frecuencia o agudos y de baja frecuencia o graves. Se oyen mejor con la membrana y campana del estetoscopio respectivamente.
Timbre o cualidad, dependiendo de la forma de la vibración. De especial interés son los musicales, también pueden ser sordos, retumbantes o roces; el carácter musical se encuentra en los soplos de alta frecuencia y el sordo o retumbante en las bajas.
Longitud o duración del soplo, es la medida más útil para valorar su significación. Es un fiel reflejo de los desniveles de presión y sigue un paralelismo con el disturbio hemodinámico.
SOPLOS INOCENTES
Son aquellos detectados en un corazón normal durante la infancia o adolescencia. Desde los primeros tiempos de la auscultación, se conoce la existencia de soplos sistólicos en corazones normales. Los términos utilizados para su denominación como benignos, no patológicos, banales, fisiológicos o inocentes, indican la ausencia de trascendencia clínica. La denominación de soplo funcional no es sinónima de las anteriores, ya que indica un desorden hemodinámico secundario a una patología como anemia o hipertiroidismo, que aunque sin anomalía estructural o anatómica cardiaca, no se considera una situación fisiológica, debiendo realizarse una nueva valoración tras el retorno a su estado hemodinámico basal.
Los soplos inocentes constituyen el motivo mas frecuente de consulta al cardiólogo pediatra. Su frecuencia oscila del 50 al 96%, con un pico máximo a los 5 años, disminuyendo su incidencia entre los 10 y 16 años . El hecho de auscultarse generalmente por el pediatra en una revisión rutinaria, en niños sanos o en el curso de un cuadro febril, no descarta en ocasiones una patología cardiaca subyacente, confirmada tras ecocardiografía hasta en un 2% de los casos.
La valoración diagnóstica de inicio se realiza en función de la historia clínica y el examen físico, excluyendo los soplos patológicos por la ausencia de signos y síntomas propios de enfermedad cardiovascular y reconociendo los soplos inocentes tras la auscultación, por las características propias que los definen. Nunca son diastólicos, lo más frecuente es que sean sistólicos de eyección o continuos, débiles, con intensidad grado II-III/VI. Varían con la posición y aumentan de intensidad cuando la frecuencia cardiaca se incrementa en situaciones como el ejercicio, fiebre o excitabilidad.
No siempre es fácil definir el límite entre el soplo patológico y el inocente. Los soplos normales incluyen el soplo vibratorio y el del flujo pulmonar, murmullos o rumores venosos, soplos carotídeos y el soplo de estenosis fisiológica de ramas pulmonares. El diagnóstico erróneo de un soplo normal como patológico puede provocar efectos adversos psicológicos tanto en la familia como en el niño. Por el contrario no identificar el soplo patológico puede retrasar una intervención o tratamiento.
Los avances en los últimos años de la ecocardiografía y su mayor difusión, han supuesto un cambio en el enfoque diagnóstico del soplo en el niño asintomático, al ser una técnica de imagen inocua, eficaz y resolutiva. Gracias a su uso más generalizado, es posible el diagnóstico definitivo de patologías que con el diagnóstico clínico quedaban ocultas, evitar ansiedad a los padres y restricciones a los niños
La Academia Americana del Corazón13 recomienda realizar ecocardiografía a los niños menores de 2 años con soplo asintomático y a los mayores si no colaboran o hay dudas respecto al tipo de soplo.
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